martes, 16 de junio de 2009
viernes, 14 de noviembre de 2008
DE CABALLOS EN LOS ANDES
Este poema que encontré, escrito por un jinete cayambeño, sintetiza las emociones y gratos momentos que se viven cuando sales al campo a caballo, cosa que en la sierra del ecuador es una experiencia alucinante:
Están en mi memoria; un manso río
jugando con las piedras de su lecho
Un sombrero, besando gris barbecho
y un caballo negro, desbordando brío
Duros jinetes, desafiando sol y frío
Un corazón, saliendose del pecho
Una fusta, como único pertrecho
Y un pigñerol de puro escalofrío.
El sol que agoniza, por un labrantío,
fue mudo testigo, de todo lo hecho;
más la luna irrumpe, con todo derecho,
a escuchar el canto, de los pío pío.
Un humeante tronco, al prado desordena,
Prendido con palos, de un viejo portillo,
Recuerdo fundirse, al son de un pasillo,
Que evoca pesares, traiciones y pena..
Cuan grato es recordar la noche amena,
De vivas notas, rasgadas con esmero,
Noche sencilla, labrada en potrero,
Campera noche de abrazo y copa llena...
lunes, 27 de octubre de 2008
Reflexión sobre las "EX" una historia común en la vida de cualquier hombre
Hace unos cinco años escribí esto, lo encontré en uno de mis cds de archivos viejos y me pareció "publicable", creo que es la historia de muchos:
La ex,
La ex, la que se casó y ya tiene un hijo, a la que le dicen que su retoño se parece a uno.
La ex, la que todos quisimos y soñamos un día, la que fue la heroína de los cuentos más cursis de nuestra primera juventud, esa mujer de cara perfecta, cuerpo perfecto, risa perfecta, a la que nunca logramos descubrir un defecto o un toque de humanidad.
Esa mujer de alto vuelo y dientes de diamante, la musa de este párrafo, la que ganó espacio en varios centímetros de neuronas, esa que nos despertó del letargo de la acción sexual y nos sacó a pasear de la mano por el sendero de los placeres más carnales que se pueda encontrar, la ex, la que sabía como y cuando. Ella, la que llegaba encendía la fogata y se regresaba a su guarida dejando todo incendiado, esa mujer de lejos, leyenda viviente, personaje de la historia que mantiene fresca su imagen y su mirada.
jueves, 16 de octubre de 2008
LLUVIA
Gris el Cielo, blancas las paredes de la Catedral, el centro regresa a su tiempo Colonial, las gentes en la calle se abrigan con plástico y paraguas.
Los buses se atrancan en el tráfico, el agua corre por los cascos blancos de los policías.
Los billetes de lotería y los peródicos se mojan, borrando las malas noticias y los augurios de buena fortuna.
La ciudad está dentro de una lavadora, dando sus vueltas de diario sin jabón solo con el golpeteo de los pasos de la gente.
El agua purifica el valle de Quito, llueve duro y lloverá más...
lunes, 29 de septiembre de 2008
FLORES DEL GUAYACAN
miércoles, 17 de septiembre de 2008
ALLA POR EL 2003 DE PUERTO MONTT A CHACABUCO PASANDO POR SAN RAFAEL
Con la larga trama de agua cortada por islas infladas en árboles y glaciares.
Es difícil no maravillarse cuando 5 o 6 delfines saltan en frente de uno jugando con la proa del “evangelistas”.
Es difícil no maravillarse sabiendo que el mundo todavía tiene espacios vírgenes y de abundante vida.
Las playas de piedra llenas de árboles que están llenas de ramas que están llenas de pájaros y el frío responsable de que los humanos no hechemos mano de tanta cosa increíble.
CAYAMBE...QUE BUENOS TIEMPOS!!
En una quebrada todavía queda uno que otro árbol de papel, un mirlo busca una cuica, el viento pega suavito, el sol va saliendo.
A eso de las 8 mi amigo y yo ya estamos cerca, se pueden ver las paredes de hielo perpendiculares que esconden un hielo madre rojizo ocre. Es como un mural abstracto que describe formas parecidas a una llamarada, que contradictorio el hielo madre, está helado pero parece fuego, algo como un incendio.
De un momento a otro, un condor aparece muy cerca, vuela en círculos y el roce del viento con sus alas emite un sonido que le hace verse mas grande, mi travesía continua y ya a las 8:30 el sol se había encargado de calentar el humedal y de remover toda la escarcha, pequeños riachuelos y vertientes se van formando y una gran zanja atraviesa el camino que tengo que saltar, para el caballo es algo simple y muy entretenido pegarse un brinco de un metrito y medio, le da variedad al monótono paso sobre el suelo seco.
Luego de pasar la zanja, el Cayambe ya no es azul, es blanco y resalta mucho porque por el oriente no hay nubes y el cielo está muy azul.
La luz durante el día les da a las montañas diferentes momentos:
En la mañana cuando el sol empieza a salir va de lo negro a lo azul, el cerro ese momento es tranquilo, quieto no se mete con nadie.
Conforme pasan las horas y el sol calienta la tierra, el viento se alborota y levanta todo, las plantas tienen que agarrarse duro y aguantar los caprichos del sol y el viento, el cerro se alborota, se molesta pero tan callado como es tolera.
Para la tarde el sol ya con pereza hecha colores rojizos en el hielo y amarillentos en los pajonales, el viento se calla, el cerro descansa....